Este retrato se lo hice a una amiga en una época que me dio por hacer este tipo de representaciones. La dificultad que te reta a plasmar tal y como es una persona me impulsó para intentar fijar el color de los ojos en el blanco y negro del papel, el cual representaría las facciones más significativas de la persona en concreto.
Esto demuestra que la esencia de una persona puede ser representada, aunque no con toda su complejidad, con tan solo un par de trazos. Algo de color le habría dado vida a este dibujo, pero entonces habría perdido la gracia de imaginar como sería la persona con todo su brillo.
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