(Sorolla)
Nunca te quejes de nadie, ni de nada,
Porque fundamentalmente
Tú has hecho lo que querías en tu vida.
Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo
Y el valor de empezar corrigiéndote.
El triunfo verdadero hombre
Surge de las cenizas de su error.
Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte,
Enfréntala con valor y acéptala.
De una manera u otra es el resultado de tus actos
Y prueba que tú siempre has de ganar.
No te amargues de tu propio fracaso,
Ni se lo cargues a otro.
Acéptate ahora o seguirás
Justificándote como un niño.
Recuerda que cualquier momento
es bueno para comenzar
y que ninguno es tan terrible para claudicar.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado;
así como la causa de tu futuro será tu presente
Aprende de los audaces, de los fuertes;
De quien no acepta situaciones,
De quien vivirá a pesar de todo.
Piensa menos en tus problemas
Y más en tu trabajo
y las soluciones vendrán a tu encuentro por si solas.
Aprende a nacer desde el dolor
Y a ser más grande
que el más grande de los obstáculos
Mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte
Y dejarás de ser un títeres de las circunstancias
Porque tu mismo eres el arquitecto de tu destino.
Levántate y mira el sol por las mañanas
Y respira la luz del amanecer.
Tu eres parte de la fuerza de la vida.
Ahora despiértate, lucha, camina, decídete
Y así triunfarás en la vida;
Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es
el pretexto de los fracasados.
(Pablo Neruda)